Aquí dos chotos mamando de la madre.
Ahí está el cordero mamando de la cabra.
Aquí la recompensa. Con ésta leche se hizo luego queso. Nos lo comimos a los dos días y estaba delicioso.
Paula se enamoró del cordero, y es que era de lo más tierno.
Probamos suerte de nuevo y algo mejoramos, y es que la experiencia es la madre de la ciencia.
Luego le tocó el turno a los cerdos, preciosos animales. Se les pone esas argollas en la nariz para que no hocen.
Paula estuvo preguntando todo el tiempo, y el bueno del tío Emilio respondiendo.
Ésta cerda estuvo jugando al pilla pilla con Paula. ¡Qué risas!
Siempre había visto a las cigüeñas en sus nidos desde la carretera, pero nunca me había podido acercar tanto como para escucharlas, y hacen así como ¡clá clá clá! de forma muy rápida.
Éste fue un ejercicio de precisión en toda regla. Contó todos los huevos, y no se rompió ni uno.
59, 60,61,62,63…..
Y llegó el turno de las ovejas y las gallinas.
Éstas estaban apartadas del rebaño porque habían parido hacía poco tiempo.
Les pusimos de comer maíz a las gallinas
Volvimos a recolectar huevos. ¡Mamá está caliente!
Ésta gallina estaba empollando huevos de perdiz y de gallina.Tienen que pasar 21 días hasta que nazcan los pollitos.
Ésta fue la parte que más les gustó a las niñas de toda la visita. Estuvieron acariciando y cogiendo los pollitos. Luego, inevitablemente se los querían llevar a casa…